NUESTRO VIAJE: ¡Que lindos son los Roadtrips!

Una de las imagenes mas lindas y características de un viaje de ruta. La aventura abierta para vos sólo, un mundo esperandote ahi afuera que salgas a buscarlo!

¡Qué lindos que son los roadtrips!

Hay algo acerca de los viajes largos en auto que me atrapa. Yo creo que se trata de una sumatoria de factores que solamente pueden combinarse agarrando la ruta. Hice una lista de todo lo que me gusta de ellos y caí en la cuenta de que son pocas las actividades en la vida que logran unir tanta diversión de una sola vez. Comenzando por el hecho del viaje en sí mismo, la aventura de salir de un destino y arribar a uno completamente nuevo y desconocido. Sumado a que la ruta te permite ir apreciando la progresión de ese paisaje nuevo, verlo lentamente transformarse en ese paisaje del punto de llegada, en nuestro caso desde el estado de Minnesota hasta Washington, esos puntos intermedios fueron todos alucinantes (North Dakota, Montana & Idaho) .

Otro punto fuerte del roadtrip es el equipo, porque como todo viaje está marcado más por la compañía que por lo que se pueda observar afuera. Como convivo con Benja hace tres años la interrogante estaba puesta sobre lo que pasaría con Anna Lee, la dueña del auto y alma caritativa que se ofreció a llevarnos sin muchos peros ni porqués. En este aspecto el viaje lento puede ser lapidario, ya sea generando un acercamiento profundo entre todos, o su contracara un odio visceral que hace cada metro del viaje mucho más tedioso. Como si todavía hiciera falta más suerte en esta travesía, la relación con Anna resultó como lo primero, una sintonía que hizo del viaje una amenidad constante. Es que en verdad no fue difícil congeniar con Anna ya que es una persona con la cabeza muy abierta, muy simpática, con una historia de vida interesante y riquísima (dio una hija en adopción y tiene una relación cercana con ella todavía, algo muy valiente para mí). Por lo tanto una de las principales actividades de los roadtrips, como ser los temas de conversación, fue cubierta muy por encima de las expectativas. A este respecto tengo que confesar que tengo una debilidad inmensa por los tópicos que surgen en circunstancias como éstas, no sé si será el movimiento del auto, o la falta de movimiento propia, pero las conversaciones alcanzan otros niveles, en Buenos Aires me pasaba de quedarme conversando con taxistas (a veces) y que se pierda sin que nadie se dé cuenta, si total estamos conversando! Muchas veces también uno tiene la suerte de ir conociendo gente, ya sea por que los cruzás varias veces en las paradas, porque que necesitás o te piden algo, o simplemente por deporte, porque el clima cuando estás viajando, es más propenso a que lo hagas.

No pueden quedar afuera de ningún viaje la música, fundamental como la nafta, ni la compra constante de boludeces en cada estación de servicio, no existe un roadtrip sin golosinas!!! No crean que me olvido de las siestas en la ruta, claro, con la gran cantidad de verde que uno se da cuenta que hay a nuestro alrededor y hasta adentro del auto, tanta paz y tranquilidad, estás pacientemente escuchando música mientras por la ventana vas viendo desfilar frente a tus ojos los paisajes más espectaculares que no podías nunca haber imaginado, ya te comiste tu cuarto chocolate en una hora, es el turno de dejar ir la mente en pensamientos y entrar en ese estado somnoliento de relajamiento, hasta derretirte en el asiento. La verdad, no queda más que repetirlo: ¡Qué lindos que son los roadtrips!

Yendo a lo particular de éste, creo que tuvo muchos puntos altos fuera de lo alucinante de los lugares vistos, principalmente los campings y vivir comiendo sándwiches. Aunque la primera noche de camping, con la carpa que nos regaló Félix en Minnesota no fue de las mejores, dado que al caer granizo a mitad de la noche, la carpa mostró la experiencia y paso de los años que tenía encima, con la cantidad de agua que entró por los agujeros era una pileta olímpica donde ya no se podía dormir. Por suerte, la carpa de Anna no se mojó, y ella manejó la mañana siguiente y tanto Benja como yo, pudimos desquitarnos con el sueño por unas horas.

Éstas son algunas de las imágenes que dejó el viaje: